Source: (2004) Ponencia presentada en el “III Encuentro de las Américas para la Resolución PacÃfica de Conflictos” realizado en Viña del Mar, Chile el 22 y 24 de septiembre de 2004. Santiago: Centro de Estudios de Justicia de las Americas. Downloaded 7 January 2005.
No es novedoso afirmar que el sistema judicial en nuestro paÃÂs se encuentra totalmente colapsado. Entre las posibles causas que originan esta crisis podrÃÂamos mencionar: la sobrecarga de los tribunales, el abarrotamiento de expedientes, las demoras, la burocratización, la falta de presupuesto, la ausencia de tecnificación, informatización, etc. Pero hay un factor fundamental que contribuye a esta crisis: el Código Procesal Penal de la Nación. Nuestro normativa procesal vigente mantiene presupuestos que no dan respuesta satisfactoria a la sociedad y que no contribuyen a solucionar ni a disminuir los conflictos.
Tampoco lo es que el sistema penal no satisface verdaderamente los intereses de las partes que se someten a un proceso judicial, es decir, no resuelve los conflictos. Las personas son sujetos actores y protagonistas de actos, acontecimientos que se van entretejiendo a modo de redes de múltiples historias que se sostienen por mitos, creencias, argumentos e ilusiones cargadas a su vez de emociones. Y estas circunstancias se plasman muchas veces en los procedimientos judiciales. Éstos, suelen resultar costosos, penosos y extensos, asegurándose de esta manera el sufrimiento para ambas partes. Sumado a ello, existe una circunstancia que no puede dejar de mencionarse y es que, por sus propias caracterÃÂsticas, el derecho penal actúa en la mayorÃÂa de las ocasiones con total independencia de la voluntad de las partes de un proceso.-
Ahora bien, más allá de las posibles causas de este “fracasoâ€?, trataremos en el presente trabajo de presentar una alternativa distinta a esta realidad: la Mediación Penal como solución de conflictos.
Your donation helps Prison Fellowship International repair the harm caused by crime by emphasizing accountability, forgiveness, and making amends for prisoners and those affected by their actions. When victims, offenders, and community members meet to decide how to do that, the results are transformational.
Donate Now